La calefacción puede suponer el 70% del consumo energético de una granja porcina

La Jornada sobre “Gestión del impacto ambiental en granjas de porcino intensivo” ha analizado cómo ahorrar costes y conseguir una mayor eficiencia energética

“Los principales factores de ahorro energético en una explotación porcina se consiguen mediante un diseño inteligente de la granja (orientación, materiales de construcción, aislamiento), de la elección de unos equipos eficientes (motores, etc.), del hecho de dimensionar con precisión la potencia de estos equipos a las necesidades reales de la granja y, en cuanto a los costes, de la adaptación de ciertos procesos de la gestión de la granja —la alimentación o la limpieza— a los periodos del día en que el coste de la energía es más económico”, según ha explicado Gerardo Blanco, miembro del Centro de Estudios Porcinos y profesor del Departamento de Ciencia Animal de la UdL, en el transcurso de la Jornada sobre “Gestión del impacto ambiental en granjas de porcino intensivo” celebrado en el marco de la Feria de Sant Miquel y el salón Eurofruit.

Blanco, quien en la jornada ha hablado de la gestión de la energía en las explotaciones de porcino, ha dicho que “Cataluña tiene un sector porcino muy productivo, pero tiene el reto de ser más sostenible y hay que rebajar el impacto ambiental de las granjas”. Blanco considera que “tenemos mucho trabajo pendiente por hacer para reducir el consumo de recursos y para ser menos contaminantes”, aunque también reconoce que “hay un rechazo social respecto a este sector desproporcionado, seguramente por desconocimiento de la realidad”.

El profesor de la UdL ha recalcado que hay que abaratar la gestión energética de las granjas de porcino, que afecta ámbitos como la ventilación, la calefacción, la alimentación o la iluminación. “Es un aspecto bastante esencial”, y avisa de que muchas explotaciones “hacen un mal uso de este consumo energético, que supone un 2,5% del coste total de la explotación y el 10% de los costes no relacionados con la alimentación”.

Blanco ha explicado que se puede reducir el ahorro energético negociando un contrato inteligente con la compañía suministradora, evitando un exceso de consumo respecto a la potencia contratada (que penaliza mucho la factura) o recurriendo al autoconsumo, con grupos electrógenos -poco eficientes-, instalaciones fotovoltaicas o instalaciones eólicas (que sólo funcionan bien en cotas altas), con la posibilidad añadida de vender el excedente.

El ponente ha incidido en que la calefacción puede suponer el 70% del total del consumo energético de la granja. Actualmente, la energía térmica necesaria en las maternidades, granjas de engorde, etc., se obtiene mayoritariamente a través de la energía eléctrica (mantas eléctricas), un recurso que actualmente se ha convertido en muy caro, a través de la energía hidrotérmica a partir de la biomasa (mantas térmicas) oa  través de cañones de calor, que tienen un consumo muy elevado.

Alternativas energéticas
El ponente ha propuesto como alternativas la energía geotérmica (subterránea), la solar térmica (que puede proporcionar hasta un 35 o 37% de ahorro energético) o, como novedad, la puritermia, es decir, la obtención de el calor a través de un sistema instalado en una balsa de purines (con ahorros energéticos de hasta el 50 o 60%).

Blanco ha afiemado que aspectos como la orientación de la granja son básicos, y que una granja orientada al sur puede aprovechar un 47% de la energía solar que recibe, frente al 28% de una orientada al norte. También ha destacado que una placa fotovoltaica aprovecha entre un 23 y un 24% de la energía solar, mientras que los paneles solares térmicos de tubos vacíos pueden alcanzar el 70%.

Blanco se ha referido también al estudio del centro de Estudios Porcinos entre 60 granjas de cerdo de todo el país (la mayoría de Lleida y Huesca) que no consumen electricidad para la calefacción, en el que se ha calculado el coste medio energético anual por plaza en las granjas de 3 fases (ciclo cerrado) es de 176 kilovatios, mientras que en las granjas de fase 1 y 2 es de 131,6 kilovatios, en las granjas de fase 1 es de 130,43 kilovatios y en las granjas de fase 2 es de sólo 7,27 kilovatios. La fase 1 corresponde a reproductoras con lechones hasta el destete; la fase 2 a lechones desde el destete hasta los 20 kg de peso; la fase 3 a cerdos desde los 20 kg hasta el peso de sacrificio; las fases 1 y 2 a cerdas reproductoras y lechones hasta los 20 kg de peso, y las fases 1, 2 y 3 al ciclo cerrado (todas las fases).

Las deyecciones, el gran reto ambiental del sector porcino
En cuanto a la gestión de deyecciones, Blanco ha destacado que son el gran reto ambiental del sector porcino y que, dentro del proyecto PECT Porcino Tecnológico que desarrolla el Centro de Estudios Porcinos en Torrelameu, se está construyendo un parque tecnológico de tratamiento de purines en el que se hará el seguimiento de 3 o 4 tratamientos innovadores y estará accesible para su visita a todo aquel que esté interesado. El contacto del centro está en la página web www.elcep.net

“Habría que rebajar un 10 o un 20% más en huella hídrica de las granjas”
Por su parte, Joan Cartanyà, los Grupo de Gestión Porcina de la UdL, que ha hablado de la gestión del agua y la alimentación en las granjas porcinas, incidió en la importancia de controlar la presión y el caudal y la presión del agua, y también en la necesidad de gestionar correctamente la alimentación, responsable de una gran parte de la huella hídrica (el volumen de agua que consume la granja en un año) de estas explotaciones. En este sentido, Cartanyà aboga por la alimentación de precisión, sea por corral, por nave o por individuo. “Desde 1990 la huella hídrica ha disminuido un 30%, pero deberíamos rebajarla un 10 o un 20% más”.

El técnico de la UdL ha dicho también que las explotaciones porcinas provocan cierto rechazo social ya que se identifican con empresas poco sostenibles, cuando en realidad sólo suponen el 2% de la huella hídrica, mientras que otros procesos (el agua que se consume los mataderos y sobre todo para la alimentación, es decir, el agua de regadío para la producción de las materias primas del pienso) son los que exigen más consumo de agua.

La jornada ha sido organizada por el Departamento de Ciencia Animal de la Universidad de Lleida y el Centro de Estudios Porcinos en el marco del Plan Anual de Transferencia Tecnológica del Departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural.